El proyecto inicia con una pregunta ¿Cómo es el museo del siglo XXI?
Se generó una respuesta en base a una infraestructura que busca difundir el arte de los textiles Jalq´a, a través de una interacción social que reactive zonas alejadas de la ciudad de Sucre, por medio de formatos actuales de exposición.
El proyecto genera desde su presencia, relaciones con la lógica de los tejidos, por lo tanto, se diseña en base a módulos que interactúan y se relacionan entre si a través procesos constructivos que le permite armarse de diferentes formas, generando un espacio efímero y adaptable a diversas condiciones
Los módulos pensados en utilizar detalles constructivos simples y repetitivos para aprovechar al máximo el juego de pesos y contrapesos de los materiales, por este motivo la forma y geometría de las piezas, formando perfile en L, cuyo tope es definido por la apertura de bisagras , llevando al máximo esfuerzo posible las cargas que estas piezas son capaces de sostener , aligeradas por calados que refieren a la simbología de los tejidos Jalq´a, cada módulo sirve para ser plataforma de enseñanza (se puedan utilizar para mostrar videos, enseñar, sujetar el telar de una tejedora, para imaginar, etc.), y en conjunto para generar espacios de interacción, reconfigurando el espacio donde se instala el museo, el proyecto ejecuta en una gira de 11 presentaciones, en áreas periurbanas de la ciudad de Sucre a través de diferentes casas culturales distritales tratando de romper la idea de centralismo urbano de la ciudad y una última presentación en la comunidad rural de Potolo, donde el proyecto se quedará para ser utilizado por las tejedoras, donde los detalles constructivos simples y repetitivos ayudan a la comunidad a dar forma a sus aspiraciones a través de jugar con la tectónica de los módulos.