La Casa Jacaranda se sitúa en una parcela en pendiente con vistas al mar Mediterráneo, al cerro Negro y al pueblo de pescadores de Las Negras, situado en el Parque Natural Cabo de Gata-NÃjar, en AlmerÃa. A la parcela se accede desde una calle situada en la parte superior.
La primera operación del proyecto fue la de realizar la transformación y el desplazamiento de las tierras de la parcela construyendo muros de piedra seca (balates) y bancales a modo de aterrazamientos naturales. Se trata de una forma tradicional de intervenir en paisajes en pendiente con la voluntad de producir bancales donde poder desarrollar actividades agrÃcolas. Apoyándose en una de esas plataformas se construye la Casa Jacaranda. Un volumen de hormigón, de ladrillo y de vidrio —de dos plantas— se apoya sobre una gran plataforma horizontal donde se sitúa la piscina y bajo la cual se establece otro espacio de servicio. Por lo tanto, la casa dispone de tres niveles:
La Casa Jacaranda se aprovecha que está situada en un desierto, para recibir la energÃa del sol, bien a modo de iluminación a través de los cerramientos acristalados o los ocho lucernarios con los que cuenta, o bien a modo de transformación en energÃa. La escasa lluvia se recoge en la gran cubierta y se almacena en aljibes para la distribución en el riego del jardÃn.
La Casa Jacaranda es radical en su materialidad, es radical en su significación, es radical en su relación con el paisaje, es radical en la experiencia que se produce cuando se recorren los diferentes itinerarios que se proponen, es radical en su abstracción, es radical en el uso de la luz natural y es radical en su voluntad por investigar nuevos paisajes domésticos.